Venimos a la vida con un puñado de semillas. Están sembradas en nuestro interior y aún no están germinadas.
Son nuestro potencial, nuestros valores y capacidades que el destino espera que realicemos. Muchas semillas son similares en todos los seres humanos, pero el conjunto de cada uno es único.
Como bien saben las gentes del campo, para que las semillas crezcan y se desarrollen hace falta cuidarlas con atención y esmero.
Si las semillas que tenemos en nuestro interior no fructifican, la vida está vacía y sentimos que arrastramos una enorme carga invisible, pues como saben ciertos sabios, las semillas que no se transforman en flor se convierten en piedras que cargamos siempre. La vida se torna oscura y la cabeza se agacha.
En cambio, si cultivamos nuestras semillas que den fruto, nuestro mundo se torna fértil y bello, y tendremos algo que ofrecer a todo el que se nos acerque. No seremos mendigos sino dadores de bienes, pues crecen en nosotros fruto del amor y la voluntad.
Cuida y haz crecer tus semillas. Todos venimos al mundo con un buen puñado de ellas.
(Miguel Ángel Padilla)
The post Semillas appeared first on Reflexiones de un filósofo cotidiano.